viernes, 24 de agosto de 2012

Una migaja para mi paloma.

Te amo paloma. Si, le pongo nombres de aves a la gente que amo y no es mucha ya sabrás, en realidad es la primera vez que le escribo algo así a alguien que no sea a mi golondrina, ella por supuesto no se parece nada a ti, mi linda paloma. Ni tú te pareces a ella. No hablo de lo físico, tú eres tan escandalosa y pasas más tiempo sin saber a dónde ir o el porqué te quedas ahí, justo dónde estás ahora. Pero te amo, porque a lo que a mi respecta, hemos pasado varios tornados tomadas de la mano, no; no has sido una roca, te has metido dentro del tornado y te has herido tanto como yo. Así está bien. No te pido que seas mi golondrina porque ella es mi roca, el peñasco de mi mar o mi mar quizás.

Estamos aquí, por segunda vez, viendo el desastre.
Es la segunda vez,
la primera ya me bastaba para saber que ibas a ser un ave
pero si te quedabas una segunda vez, te iba a poner un nombre.
Ahora lo sé
paloma.